El Comité Olímpico Internacional (COI) huyó de riesgos financieros y decidió otorgar las Olimpiadas y Paralimpiadas de Invierno de 2022 a Pekín, capital de la segunda economía mundial, frente a una rival, la kazaja Almaty, cuyo argumento eran unas Olimpiadas más naturales y auténticas.
Pekín será la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno del 2022
El COI otrogó las Olimpiadas y Paralimpiadas de Invierno de 2022 a Pekín
En una decisión que, como hace 14 años (cuando Pekín consiguió los JJOO de verano de 2008) creará controversia durante mucho tiempo, el COI escogió el gigantismo y las infraestructuras de Pekín, cuyas pistas de esquí necesitan en gran medida de la nieve artificial, en lugar de los paisajes alpinos de Almaty.
Además, Pekín es una ciudad gravemente contaminada y capital de un país con un mal historial en derechos humanos, lo que le augura al COI y a los organizadores chinos años de críticas de grupos defensores de las libertades fundamentales y ecologistas, como ya ocurrió entre 2001 y 2008.
Pese a ello, y a las promesas del COI de organizar unos JJOO cada vez más austeros -como parte de los compromisos de su "Agenda 2020"-, al final ha pesado el dinero, como ocurrió, por ejemplo, cuando Tokio resultó designada para los Juegos de 2020 con un proyecto económicamente más fiable que los de Madrid y Estambul.
La candidatura china combate las dudas con grandes cifras, y promete beneficios para la industria de los deportes de invierno por valor de 800 millones de dólares, inversiones de 160.000 millones para reducir su contaminación atmosférica, y llevar la práctica de los deportes de invierno a 300 millones de aficionados chinos.
"Va a ser un evento memorable, al pie de la Gran Muralla, para toda la familia olímpica. Atletas y espectadores impulsarán el tremendo potencial que los deportes de invierno tienen en nuestro país, en Asia y todo el mundo", señalaron fuentes de la candidatura pequinesa tras anunciarse su elección.
Mucho habrá pesado en la decisión del COI, un organismo tradicionalmente conservador, la duda ante el crecimiento económico de Kazajistán, un país con grandes planes de desarrollo en la primera mitad de 2050 -algunos de ellos con financiación de su aliada China- pero con alta dependencia del petróleo en su PIB.
La caída del precio del crudo en los mercados internacionales, desde el pasado año, podría haber planteado problemas de financiación para una ciudad como Almaty, que al no estar todavía en las grandes rutas turísticas mundiales tenía un insuficiente número de plazas hoteleras y escasas infraestructuras de transporte.
Otro punto vital para la elección ha sido la promesa por parte de Pekín 2022 de tener listo para el año olímpico un tren de alta velocidad que una la capital china con Zhangjiakou, la ciudad que acogerá las pruebas de esquí nórdico, situada a 250 kilómetros de distancia.
Actualmente a los aficionados pequineses al esquí les cuesta tres o cuatro horas de automóvil -más si hay atasco- cubrir esa distancia, pero con el nuevo tren bala que unirá ambas ciudades próximamente, llegarán en menos de media hora.
Una promesa muy creíble para un país como China, que en menos de una década ha construido la mayor red de trenes de alta velocidad del mundo, y que aun habiendo fracasado en la candidatura a los JJOO de 2022 ya estaba decidida a unir a Pekín y Zhangjiakou con este transporte, como parte de su plan de convertir esa área del norte de China en una megalópolis llamada "Jingjinji".
"Con nuestras infraestructuras y nuestra experiencia garantizamos los mejores Juegos posibles", subrayó hoy el alcalde de Pekín, Wang Anshun, en la presentación de la candidatura.
Unos JJOO en los que se invertirá mucho dinero, sí, pero que tendrán seguramente menos nieve y paisajes naturales que Almaty.
Ciudad que, en todo caso, estuvo a punto de dar la sorpresa, ya que sólo perdió por cuatro votos en la elección de hoy (44 papeletas para Pekín, 40 para Almaty).
"Llegamos al final, lo hemos hecho bien, perdimos por muy poco", subrayó tras conocerse el veredicto del COI el ministro de Asuntos Exteriores de Kazajistán, Erlan Idrissov, quien felicitó a Pekín por unos Juegos que, como los estivales de Pekín 2008, estarán rodeados de polémica.