Juegos Olímpicos

    Mónica Puig es de oro

    Mónica Puig sorprende a Angelique Kerber en el tenis de Río y logra para Puerto Rico el primer oro en su historia


    Por:
    Redacción.

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    RÍO DE JANEIRO, Brasil, Ago. 13, 2016.- Los melodiosos acordes empezaron a sonar por los altoparlantes y Mónica Puig no pudo contener el llanto. Vestida de buzo deportivo y con la medalla de oro al cuello, la tenista se llevó una mano a la boca, mientras las lágrimas bajaban por sus bronceadas mejillas.

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    La emoción no era para menos. El himno de Puerto Rico jamás había sonado en unos Juegos Olímpicos.

    Puig, 34ta del ranking mundial y con apenas un título profesional en su carrera, conquistó este sábado la primera medalla olímpica de oro en la historia de Puerto Rico al derrotar por 6-4, 4-6, 6-1 a la alemana Angelique Kerber en la final del tenis de mujeres de Río de Janeiro.

    Se convirtió, además, en la primera mujer que gana un metal, de cualquier color, por Puerto Rico, cuya cosecha se limitaba a dos platas y seis bronces.

    "Tengo el fuego boricua dentro de mí", resumió Puig, la tenista de menor ranking que gana un título olímpico.

    Se trata, sin duda, de uno los logros más importantes en la historia deportiva de una isla que atraviesa una difícil situación económica y social. Buenas e inesperadas noticias cortesía de una chica de 22 años que al principio de la temporada ni siquiera tenía el ranking suficiente para ser invitada a Río.

    "Mi vida va a cambiar a partir de ahora", aventuró la oriunda de San Juan, cuyo mejor resultado en un Gran Slam fue la cuarta ronda de Wimbledon en 2013. "Sé que será para mejor".

    Animada al grito de "¡sí se puede!" por un pequeño pero ruidoso grupo de puertorriqueños, casi todos con banderas de la isla, Puig jamás se amilanó ante la segunda del ranking mundial --quien a principios de año derrotó a Serena Williams en la final del Abierto de Australia. Ni siquiera cuando bajó el rendimiento en el segundo set, tal y como le pasó el viernes en las semifinales ante Petra Kvitova, otra campeona de Grand Slams que dejó en el camino.

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    Por el contrario: Puig salió a comerse la cancha en el tercer set, consiguió dos quiebres rápidos y sentenció en su cuarto match point de un último game de ida y vuelta en el que levantó seis puntos de quiebre.

    "Cada vez que escuchaba el grito de `sí se puede' sabía que iba a lograrlo. Esta noche en mi mente no tuve ninguna duda", afirmó.

    Concretada la victoria, soltó la raqueta y saltó de alegría. Una alegría que retumbó de Río hasta San Juan.

    "Esto es para ellos, definitivamente es para ellos", agregó, sin poder contener las lágrimas, dedicándole el triunfo a sus compatriotas. "Puerto Rico pasa por momentos difíciles, necesitaban esto, yo necesitaba esto. Espero que esto nos una, estoy orgullosa de ser de donde soy".

    Creciendo en confianza con cada victoria, Puig se deshizo en octavos de final de la cuarta del ranking mundial, la española Garbiñe Muguruza, de la checa Kvitova (14) en semis y finalmente de Kerber. Tres oponentes que totalizan cuatro títulos de Grand Slam.

    "Creo que ella vino aquí sin presión y esta semana jugó el mejor tenis de su carrera", reconoció Kerber. "No tenía nada que perder, jugó sin presiones. Ella lo merece porque juega muy bien".

    Pasado el torbellino de la ceremonia de premiación, Puig exhibió ese espíritu libre y relajado.

    Apenas transcurrida una hora del triunfo más importante de su vida, regresó a la cancha central del centro olímpico de tenis. Con el oro todavía pegado al pecho, la puertorriqueña entró por un túnel lateral, llamada por el coro de "Mónica, Mónica" de un entusiasta grupo de voluntarios de los Juegos.

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    Sonriente, caminó hasta el símbolo de Río 2016 con los aros olímpicos pintado en el suelo en un extremo de la cancha, precisamente el mismo lugar donde poco antes concretó su hazaña. Allí se puso de cuclillas y, con toda la calma del mundo, posó para las fotos, tan contenta y jovial como esos emocionados voluntarios.

    Atenta, la apodada "Pica" agradeció a todos los empleados, algunos todavía robándole el selfie de rigor. Y a la distancia, todo un país la aplaudía.

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